V Parte...

Ella escucha
Llegaron al Hospital, ella no se bajó, solo lo dejó y se fue. El guardia lo miró y le dijo que si buscaba aun su auto se encontraba en el lugar D-5, Brian lo miró y le sonrió en señal de agradecimiento. Entró al hospital y fue directo a recepción, se recargó en la pared mientras esperaba a que la secretaria dejara de hablar por teléfono para que lo atendiera. Después de un buen rato de esperar y sin estar pensando en nada, la secretaria lo llamo y le terminó de dar los datos de Paulina.
Brian fue y se sentó en unos sillones amarillos que se encontraban en la recepción, quería dormir pero sabía que no lo iba a conseguir, quería ver a Pau pero le daba pena, porque se sentía inseguro. Así que al final decidió quedarse ahí y ver a la gente que iba llegando al Hospital.
El doctor que atendía a Pau había ido a cenar y cuando pasó de regreso por la recepción alcanzó a divisar a Brian y se acercó a Él.
- ¿Qué hace aquí?-preguntó el Doctor.
- En sí nada, solo me entero de los chismes de la gente.
- A mire muy bien, usted aquí gozando de la vida y su novia allá en una habitación casi oscura, en coma, esperando escuchar su voz.
- ¿Mi voz?, que yo sepa los que están en coma están como desconectados de este mundo.
- ¿Usted cree en Dios?
- ¿Yo?
- Si usted.
Diciendo esto el Doctor se marchó. Brian quedó tendido en el sillón nuevamente.
- Creer en Dios… ¡en ese Dios que siempre me quitó todo!, me arrebató a mi mejor amiga de las manos, se la llevó por diez largos años, y…
Brian se dio cuenta que esa expresión de “SIEMPRE ME QUITÓ TODO” no quedaba ahí, porque lo único que le había quitado había sido eso, sus padres aun vivían, igual sus hermanos y hasta tenia sobrinos, tenía un trabajo estable, amigos que siempre lo apoyaron y una novia que ahora estaba debatiendo entre la vida y la muerte.
- Joven, ¿me puede acompañar?
- Si claro.
- Me dijo el Doctor que le pidiera que se quedara por esta noche con la paciente.
Entró a la habitación ahí seguía ella, acostada, dormida. El besó la frente de ella, de atrás se escuchó una voz que le dijo:
- Ellos escuchan.
- ¿Perdón?
Era un anciano, con un bastón y una sonrisa perfecta para su edad.
- Que ellos escuchan, todo absolutamente todo, sus ojos están cerrados pero su corazón nunca.
- Gracias.
El anciano se marchó. Brian se sentó en la silla cerca de la cama, le tomó la mano y se quedó profundamente dormido.